Microplásticos

Los microplásticos son una amenaza invisible que afecta tanto a animales como a personas. Aunque no los veamos, están en todas partes: en el agua, en el aire, en la arena e incluso dentro de nuestro propio cuerpo. Estos fragmentos de plástico, menores a cinco milímetros, contaminan los ecosistemas marinos y terminan ingresando a nuestra cadena alimentaria.

Para la fauna marina, el impacto es devastador. Las tortugas confunden bolsas y otros plásticos con medusas, su alimento natural, lo que puede provocar bloqueos intestinales y una muerte lenta y dolorosa. No solo ellas, sino también peces, aves marinas y delfines ingieren estos microplásticos accidentalmente, acumulándolos en sus cuerpos. A través de la cadena trófica, este plástico se va transmitiendo y, finalmente, llega hasta nosotros.

Un estudio realizado en 2022 en el Mediterráneo reveló que el 100% de los peces analizados contenían microplásticos, incluidos aquellos que llegan a la mesa de consumo humano.

En cuanto a los efectos en las personas, se han detectado microplásticos en sangre, pulmones, placenta y leche materna. Aunque aún no se conocen todos los efectos a largo plazo, se sospecha que pueden causar daños celulares, inflamación crónica y alteraciones endocrinas. Por eso, este problema no es solo ambiental, sino también sanitario y ético.

Estos microplásticos llegan a nuestros cuerpos por el desgaste de ropa sintética, neumáticos, cosméticos con microperlas y envases plásticos. Además, el uso excesivo de plásticos de un solo uso termina fragmentándose en los océanos. La falta de una legislación estricta y la irresponsabilidad empresarial agravan la situación.

Los animales no solo sufren de manera directa por la explotación, sino que también padecen el colapso de sus hábitats y entornos. Cuando la naturaleza enferma, todos enfermamos.

Reducir el uso de plásticos es una manera de proteger a los animales, al medio ambiente y a la humanidad misma. Desde Red Tau denunciamos las causas profundas de este problema: el consumo irresponsable, la falta de compromiso político y la explotación sistemática de los seres vivos. Cambiar estas realidades es urgente para asegurar un futuro saludable para todos.


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