¿Sabías que las palabras que usamos reflejan cómo los entendemos?

Decir “tener una mascota” implica posesión.
Decir “acompañar a un animal” implica vínculo, respeto y cuidado mutuo.

Cambiar el lenguaje es un primer paso hacia una relación más ética.
Hablar de acompañamiento responsable es reconocer que los animales no son objetos, sino seres con emociones, intereses y derecho a ser respetados.

Las palabras importan. Transforman.


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