Yoga con cachorros

Una sala iluminada, personas haciendo yoga, y cachorros correteando entre esterillas mientras se escuchan risas y clics de cámaras. Esta es la imagen que vende el «yoga con cachorros», una tendencia viral que promete combinar relajación con ternura. Pero detrás de la aparente inocencia, hay preguntas importantes que nadie parece querer responder: ¿es esta actividad realmente positiva para los animales? ¿O estamos usando su vulnerabilidad como entretenimiento?

Aunque se promociona como una experiencia “beneficiosa para todos”, los principales beneficiados son los organizadores que lucran con una moda más. Para los cachorros, las consecuencias pueden ser muy distintas.

Lo que no se dice sobre esta tendencia

Bajo la superficie del marketing y los filtros de Instagram, hay prácticas profundamente problemáticas:

  • Entornos inadecuados: los cachorros necesitan ambientes seguros y tranquilos para desarrollarse. Un espacio lleno de personas desconocidas que los manipulan constantemente puede generarles inseguridad y miedo.
  • Estrés y sobreexposición: luces, ruidos, traslados, olores, cámaras… todo esto en una etapa temprana de vida puede alterar su desarrollo emocional y causarles estrés prolongado.
  • Separación prematura de sus madres: muchos de estos cachorros son separados a edades en las que aún deberían estar aprendiendo y socializando con su madre y camada. La falta de ese vínculo tiene consecuencias emocionales duraderas.
  • Negocio disfrazado de bienestar: la mayoría de los cachorros utilizados provienen de criaderos y son de raza. ¿Por qué no se fomenta la adopción? Porque no se trata de bienestar animal, sino de capitalizar la ternura como producto.

No todo lo tierno es ético

Utilizar animales como complemento de experiencias humanas —ya sea yoga, cafés o fiestas— normaliza su uso como herramientas de marketing. El bienestar real de un cachorro no se mide en likes ni en momentos virales. Se mide en respeto, salud, desarrollo y libertad.

El cambio empieza contigo

Preguntarte si una actividad beneficia al animal o solo a quien la organiza es el primer paso. Fomentar el respeto hacia todos los seres vivos implica rechazar las modas que trivializan su bienestar.


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