¡Tu carrito está actualmente vacío!
Nombrar diferente es actuar diferente: el poder del lenguaje en la relación con los animales
Lo que nombramos —y cómo lo nombramos— construye realidades. Las palabras que usamos no son neutrales: revelan cómo entendemos el mundo y, al mismo tiempo, moldean nuestra forma de actuar en él.
En el caso de los animales, el lenguaje ha sido una herramienta poderosa para naturalizar su cosificación, invisibilizar su sufrimiento y justificar su explotación. Palabras como “dueño”, “tenencia”, “ganado” o “carne” ocultan tras una apariencia de neutralidad relaciones profundamente injustas.
¿Por qué importa tanto cómo hablamos de los animales?
Porque el lenguaje no solo describe: también legitima.
Cuando hablamos de “tenencia de mascotas”, estamos reforzando la idea de que los animales son objetos que se poseen.
Cuando decimos “ganado” o “res”, reducimos a millones de individuos a unidades de producción, negándoles su singularidad y su capacidad de sentir.
Algunas expresiones especistas y sus alternativas éticas
- “Tenencia de mascotas” → Acompañamiento responsable de animales
- “Dueño” o “propietario” → Persona acompañante o familia multiespecie
- “Ganado” o “res” → Animales explotados por la industria
- “Carne” o “productos de origen animal” → Animales víctimas de la explotación industrial
Estas alternativas no son solo correcciones lingüísticas: son una invitación a repensar la relación que establecemos con otros seres. Son parte de una ética del cuidado que reconoce a los animales como sujetos de vida, no como recursos o mercancías.
El lenguaje es la primera frontera del cambio
Lo que no se nombra, existe, pero de forma invisibilizada. Y lo que se nombra de forma injusta, se sigue oprimiendo. Por eso es tan importante revisar nuestras palabras: nombrar de forma ética es un primer paso para actuar con coherencia.
Este cambio también nos interpela en otros planos: el especismo está entrelazado con formas de dominación como el clasismo, el sexismo o el capacitismo. Cambiar el lenguaje no resuelve todas estas opresiones, pero puede ayudarnos a visibilizarlas y a construir nuevas formas de relación más justas y respetuosas.
Revisar cómo hablamos es parte del compromiso ético
Desde Red Tau te invitamos a reflexionar sobre el poder de tus palabras. A revisar cómo nombras, cómo explicas, cómo enseñas. Y a inspirar con el ejemplo: un lenguaje ético abre caminos hacia un mundo más compasivo.
Porque nombrar con respeto también es cuidar.
Porque ningún cambio profundo se hace sin conciencia de lo que decimos.
Y porque el lenguaje es, también, una herramienta de liberación.
Únete a nuestra comunidad y forma parte de un cambio que empieza por las palabras, pero no termina en ellas.

Deja una respuesta