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El lenguaje es una herramienta poderosa. A través de las palabras, nombramos el mundo, lo interpretamos y lo transmitimos. Pero también, muchas veces sin darnos cuenta, perpetuamos formas de violencia simbólica que afectan a los animales y refuerzan jerarquías especistas.
Numerosas expresiones populares utilizan referencias animales para transmitir mensajes negativos, violentos o degradantes. Estas frases forman parte del lenguaje cotidiano, pero también reflejan una visión del mundo donde los animales son despreciados, cosificados o ridiculizados.
¿Por qué cuestionar estas expresiones?
Porque el lenguaje no es inocente. Lo que decimos y cómo lo decimos moldea nuestras actitudes y creencias. Usar a los animales como metáfora de lo negativo no solo es injusto, sino que contribuye a mantener un imaginario colectivo que normaliza su opresión.
Algunas expresiones especistas y sus alternativas éticas
- “Matar dos pájaros de un tiro” → Resolver dos cosas a la vez
- “Ser un gallina” (como sinónimo de cobardía) → Mostrar inseguridad o actuar con precaución
- “Trabajar como un burro” → Trabajar muy duro o con esfuerzo constante
- “Poner toda la carne en el asador” → Entregarse al máximo en una tarea o proyecto
- “Como pollo sin cabeza” → Actuar de manera desorganizada o sin rumbo
Estas alternativas mantienen el significado original, pero lo hacen desde un lenguaje más consciente, que no utiliza la vida o sufrimiento de otros seres como recurso simbólico.
Un pequeño cambio con gran impacto
Modificar estas expresiones puede parecer un gesto menor, pero forma parte de un proceso más profundo: construir una cultura ética donde se reconozca la dignidad de todos los seres, humanos y no humanos.
Hablar de forma respetuosa también es educar. Es sembrar la posibilidad de una sociedad más empática, donde el lenguaje no refuerce violencias normalizadas, sino que acompañe la transformación hacia relaciones más justas.
Desde Red Tau te invitamos a observar tu lenguaje diario
Revisar lo que decimos es una herramienta de conciencia. Cuestionar frases hechas es un acto político. Y crear nuevas formas de decir es también crear nuevas formas de convivir.
Porque las palabras importan. Porque la empatía empieza en el habla.
Porque una cultura sin violencia también se construye con el lenguaje.

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